Jer
2,13
Señor,
¿cómo, sin saber,
al
seguirte construí un aljibe agrietado?
¿Por
qué abandoné tus aguas
y al
punto que otras bebí, por el mal quedé atrapado?
¿Por
qué, Señor, al buscarte,
mi
vida la convertí en sepulcro blanqueado?
No creí poder hacer lo que
hice con mi alma,
contra mí solo pequé.
Maté la fe que me diste,
desterré de mí tu vida,
yo solo me condené.
Hazme
ver que tu camino quiere llevarme a otra tierra,
la
que tú me has prometido.
Enciende
en mí esa luz que conduzca a mi alma
hasta
ser como eres tú.
Haz
que encuentre lo perdido,
pon
tu hambre en mis entrañas
y
sea el hombre que has querido,
lo
que de mí tú has querido.
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