sábado, 19 de noviembre de 2011

Evangelio XXXIV Domingo del Tiempo Ordinario

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: - Cuando venga en su gloria el Hijo
del Hombre y todos los ángeles con él se sentará en el trono de su gloria y serán
reunidas ante él todas las naciones.
El separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras.
Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el
rey a los de su derecha: - Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino
preparado para vosotros desde la creación del mundo.
Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme.
Entonces los justos le contestarán: - Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?
Y el rey les dirá: - Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis.
Y entonces dirá a los de su izquierda: - Apartaos de mí, malditos; id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me
visitasteis.
Entonces también éstos contestarán: - Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel y no te asistimos ?
Y él replicará: - Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo.
Y éstos irán al castigo eterno y los justos a la vida eterna.
Mateo 25, 31-46

Jesús nos dice que siempre que damos de comer, de beber o de vestir a uno de
nuestros hermanos lo estamos haciendo con él.
Seguro que alguna vez hemos visto personas que tienen sed y hambre, o que no
tienen que vestir. Seguro que las hemos visto por la tele, o nos lo han contado
en casa o en el cole.
Dios nos dice que son nuestros hermanos. Estas personas que lo pasan mal
están cerca de nosotros. En nuestro pueblo o ciudad hay pobres, personas
enfermas, personas sin trabajo...
 Y estos hermanos también están lejos, en otros países muy pobres, con muchos
problemas de guerras, hambres, injusticias...
Jesús nos pide que seamos justos, que ayudemos a todas estas personas. Es
nuestra misión como cristianos. Pensemos por un momento lo que puede ser el
pasar un sólo día sin comer, sin beber o sin tener ropa con la que vestirte.
Demos un pasito más para que este mundo sea más justo y por tanto más parecido
a lo que Dios quiere de nosotros.

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